La halitosis, más comúnmente denominada como “mal aliento”, se da cuando de la nuestra boca sale un mal olor, generalmente fuerte, y que produce una sensación desagradable a quien lo huele.
En la mayoría de los casos, es complicado valorar y darse cuenta de que uno mismo padece halitosis, y son los otros los que generalmente avisan a la persona que lo padece. Pero por esto mismo existe un cierto recelo a comunicar al paciente que tiene “mal aliento”, y puede convertirse en un tema tabú.
En la gran mayoría de los casos, la halitosis se produce por problemas en las encías, por ello es importante detectar estos casos a tiempo para poder atacar el problema que lo produce.
La halitosis suele ser más notoria por la mañana al despertar si hemos dormido con la boca abierta, ya que la boca seca favorece que el olor sea más intenso. También, y por el mismo motivo, se hace más evidente después de hablar durante mucho tiempo sin beber agua.
A pesar de que el mal aliento es algo que se percibe a través de los sentidos, existen casos en los que el paciente cree notar aun el mal olor después del tratamiento contra la halitosis, aunque en realidad ya no sea así. Por ello es posible que un paciente acuda a consulta convencido de que no está curado, cuando en realidad sí lo está.
Cuando existe realmente un mal olor en la boca, éste viene en la mayoría de los casos de la lengua por problemas en las encías que no han sido tratados o por problemas dentales.
Cuando el el olor no procede realmente de la boca, es producido por problemas digestivos.
Una de las soluciones al mal aliento es prevenir o atacar los problemas dentales o de las encías, y, al venir este olor de la lengua, limpiando toda la superficie de la lengua en cada cepillado.
Si con estos cuidados no conseguimos eliminar la halitosis, es recomendable acudir a tu Dentista de Confianza para que lo trate él o nos derive a otro a un médico general.