Por qué duelen los dientes

Hipersensibilidad dental

 

El diente es un órgano vivo y, como tal, está formado por elementos sensitivos. La hipersensibilidad dental es muy frecuente, principalmente en personas por encima de los 35 años, y puede venir provocada por diversas causas.

Para entender por qué duele un diente hay que saber cómo está formado.

El diente está compuesto de un tejido duro mineralizado que se llamada dentina y que ocupa la mayor parte de la estructura del mismo. En su interior alberga una cavidad ocupada por la pulpa dental que contiene nervios, arterias y venas que aportan sensibilidad al diente. La dentina tiene unos túbulos muy finos que comunican el interior del nervio con la parte más externa de la dentina. Esos túbulos están llenos de un fluido y cuando se exponen al exterior, al frío o al calor provocan dolor ya que es el nervio el que directamente se ve afectado; esto se conoce como hiperemia pulpar, es decir, los vasos sanguíneos dentro de la pulpa, del corazón de cada diente, se inflaman y provocan dolor.

La dentina, a nivel de la corona, está cubierta por esmalte que es un tejido muy duro que protege de la sensibilidad provocada por el frío, el calor o ácidos.

Por tanto, cualquier  patología que haga que se pierda esmalte provocará sensibilidad al dejar expuestos los túbulos dentinales.

¿Qué puede provocar que perdamos esmalte?

Malos hábitos higiénicos: si no nos cepillamos habitual y correctamente  o lo hacemos con fibras inadecuadas o pasta abrasivas es muy fácil que suframos caries o  provoquemos directamente que el esmalte se discontinúe y que los alimentos puedan penetrar a través de los poros llegando a la dentina.

Periodontitis que destruye hueso dejando expuesta la raíz del diente que, como sabemos, no está protegida por el esmalte.

Traumatismos o golpes. Al sufrir un traumatismo o darnos un golpe perdemos parte de la capa protectora superficial del diente, el  esmalte, por lo que se deja expuesta la dentina que, como ya se ha dicho, es muy sensible.

Alimentos ácidos y bebidas carbonatadas. Hay que tener cuidado con consumir en exceso este tipo de productos ya  que provocan la desmineralización del esmalte.

El bruxismo: al apretar o rechinar los dientes provocamos desgaste en la superficie del esmalte.

El ácido clorhídrico que expulsamos al vomitar es tremendamente corrosivo con la superficie del esmalte.

Incluso los propios tratamientos realizados por los especialistas pueden provocar sensibilidad dental. Al tallar una muela para colocar una funda, limpiar una caries, realizar un tratamiento periodontal para eliminar sarro o tras un blanqueamiento nos aproximamos al nervio lo que provoca cierta sensibilidad.

El mejor tratamiento es la prevención, llevar una buena higiene para no tener caries así como técnicas de relajación para evitar el bruxismo, para evitar que el paciente por liberar tensión emocional  rechine los dientes y acabe por desgastar el esmalte.