
La Dra. Ruth Pérez Alfayate es Licenciada en Odontología por la Universidad de Granada. Tiene una gran trayectoria como experta en la Técnica de Endodoncia, siendo Máster de Endodoncia Avanzada en la Universidad Europea de Madrid.
Doctora, ¿cuándo se hace necesario aplicar un tratamiento de endodoncia?
Cuando la pulpa está afectada de forma irreversible por caries profundas, traumatismos o lesiones endoperiodontales, la endodoncia es la alternativa a la extracción del diente que presenta patología pulpar.
La endodoncia es un procedimiento que trata el interior del diente y permite mantener la dentición natural, el hueso y la encía que le rodea, así como su funcionalidad. Si te han dicho que se tiene que hacer una endodoncia tienes que saber que no es un caso aislado. Millones de dientes son tratados y salvados todos los años con un tratamiento de endodoncia.
Cuando un diente está ampliamente afectado por la patología comentada previamente, puede volverse sensible o presentar dolor al frío, al calor o a la masticación. Este dolor puede ser intermitente o constante. Incluso el diente puede cambiar de color o puede aparecer un flemón o una fístula. A veces es un hallazgo casual y no presenta sintomatología. También podría estar aconsejado este tratamiento en dientes que requieran grandes tallados para la posterior colocación de coronas o puentes, de manera preventiva.
¿En qué consiste una endodoncia?
En la mayoría de los casos los tratamientos de endodoncia pueden realizarse en una sola sesión, si bien en algunas ocasiones la situación clínica del paciente, la dificultad técnica del caso, la experiencia del profesional u otros parámetros, pueden hacer necesarias dos o más sesiones, siempre a juicio del profesional que la realiza.
El tratamiento de endodoncia suele ser prácticamente indoloro, ya que a día de hoy se utilizan anestésicos locales muy eficaces y de larga duración. Acabado el tratamiento y pasado el efecto de la anestesia, podría aparecer alguna molestia o incluso dolor durante unos días, sobre todo con la masticación, debido a la inflamación postoperatoria de los tejidos que rodean el diente. Esto no significará el fracaso del tratamiento; sin embargo, en estos casos se requerirá una medicación adecuada.
Los dientes endodonciados no tienen por qué ser más frágiles que otros tratados con grandes reconstrucciones. El tratamiento de endodoncia por sí mismo podría debilitar la estructura dental hasta un máximo del 5%. Cuando un diente llega a necesitar un tratamiento de endodoncia, se debe a que éste ya se encuentra en un estado crítico, y ésta es la razón fundamental de que estos dientes se hayan considerado clásicamente como “más débiles”. Con todo, actualmente existen multitud de opciones para contrarrestar esto en el campo de la Odontología Restauradora. En los casos de dientes posteriores, puede ser conveniente proteger las cúspides mediante reconstrucciones adecuadas o coronas, para una mayor durabilidad de los mismos.
Es importante acudir al dentista periódicamente (al menos una revisión anual) y seguir sus recomendaciones de cuidado bucal para evitar la aparición de caries u otros factores que pudieran influir en el pronóstico del diente endodonciado. Es fundamental no demorar en exceso la restauración de los dientes endodonciados para evitar cualquier complicación o fractura de los mismos.
Nuestra primera prioridad debe ser la de intentar que se mantenga la dentición natural. Cuando no es posible, la alternativa es la extracción y sustitución del diente; pero hay que tener en cuenta que ninguna forma de sustitución, incluida el implante, puede competir con un diente natural en cuanto a estética o propiocepción se refiere.
Los estudios científicos muestran un porcentaje de éxito similar entre el diente endodonciado y el implante. Sin embargo, mientras los estudios de endodoncia determinan el éxito o el fracaso en función de parámetros claros y bien definidos; los estudios que analizan el pronóstico de los implantes suelen ser estudios de supervivencia, es decir, solamente observan si en un tiempo determinado el implante está o no está en boca, pero no suelen tener en cuenta si hay complicaciones asociadas u otros parámetros importantes de calidad.