¿Puede afectar el estrés a la salud bucodental?

El estrés es un mecanismo que se pone en marcha cuando una persona se ve envuelta en un exceso de situaciones que superan sus recursos.

Existen dos tipos de estrés: el agudo y el crónico. Veamos en qué se diferencian:

El estrés agudo se ocasiona en un breve periodo de tiempo y normalmente desaparece con rapidez. Es relativamente frecuente, y aparece cuando se vive un proceso nuevo o excitante, o cuando se pasa por una situación complicada, como por ejemplo una ruptura de pareja. Si su duración es limitada, no tiene por qué ocasionar problemas importantes para la salud.

Por el contrario, el estrés crónico se sufre durante un periodo de tiempo más prolongado, que puede variar desde varias semanas a meses. Las personas que padecen este tipo de estrés pueden no darse cuenta de que se han acostumbrado a vivir en este estado de forma continua, y es entonces cuando este estrés crónico puede provocar problemas de salud, como por ejemplo un aumento de la presión arterial, diabetes u obesidad.

Una cantidad excesiva de estrés sostenida en el tiempo también puede tener consecuencias muy negativas en la salud bucodental.  El principal problema de este tipo de dolencias es que se desarrollan de manera progresiva y silenciosa, por lo que cuando el paciente reacciona y decide acudir al dentista los efectos se encuentran en un estadio muy avanzado.

Así afecta el estrés a tu salud bucodental:

Gingivitis y periodontitis:

Numerosos estudios han demostrado que el estrés afecta al sistema inmunológico que se encarga de combatir las bacterias que causan la enfermedad periodontal. Por lo tanto, una persona estresada es más proclive a sufrir infecciones de las encías.

Por otro lado, el cortisol -la hormona del estrés- puede generar inflamación, lo que produce un mayor riesgo de la enfermedad periodontal.

Bruxismo:

Rechinar y apretar los dientes al dormir o, incluso, al estar despierto, es una de las consecuencias más comunes del estrés.

Además, el bruxismo puede provocar dolores de cabeza, contracturas, molestias en la columna, dolores en los músculos de la masticación o en la articulación temporomandibular (ATM).

Además, rechinar los dientes de forma continuada produce un desgaste prematuro y puede llegar a fracturar alguna pieza dental o a retraer las encías con el consiguiente aumento de su sensibilidad.

Caries, mal aliento y boca seca:

Es muy habitual que las personas que sufren un estrés extremo suelan descuidar su higiene bucal, lo que provoca la aparición de placa bacteriana.

Además. tanto el estrés por sí mismo como los medicamentos para la ansiedad o depresión disminuyen la cantidad de saliva y aumentan su acidez, lo que afecta al esmalte que protege los dientes.

Por otro lado, la saliva es vital para mantener la boca húmeda, lavar los alimentos y neutralizar los ácidos producidos por la placa. Sin un adecuado flujo de la saliva, la primera línea de defensa de la boca contra la placa se ve comprometida. Esto puede desarrollar caries dental, enfermedad de encías y mayor riesgo para las infecciones fúngicas o virales en la boca.

Aftas:

Las aftas son heridas que se forman en las encías y la mucosa de color blancuzco o gris con un reborde rojo y que pueden variar en tamaño y cantidad. Estas úlceras duran, aproximadamente, 1 semana o 10 días y no son contagiosas, pero pueden ser muy molestas.

El estrés es un factor de riesgo, puesto que baja defensas e incrementa las probabilidades de que aparezcan.

¿Cómo prevenir las afecciones orales causadas por el estrés?

La única forma de mantener una correcta salud bucodental es cuidar la higiene en casa y acudir a las revisiones periódicas en el dentista.

Como mínimo, nosotros recomendamos ir cada 6 meses para que podamos valorar la presencia de placa bacteriana y sarro y, en caso necesario, realizar una higiene bucodental profesional.

Una vez al año también haremos radiografías para valorar otros factores que no se ven a simple vista, como la presencia de caries entre dientes o si existen anomalías en la articulación temporomandibular.